Los arqueólogos revivieron el tinte azul egipcio que era desconocido desde hace 5.000 años y revelaron su receta perdida
Investigadores lograron recrear el pigmento sintético más antiguo con 12 fórmulas distintas, usando minerales y temperaturas similares a las del antiguo Egipto.
- Geólogos sustentan que grandes pepitas de oro se podrían formar debido a terremotos y el cuarzo, según estudio científico
- Científicos descubrieron que un árbol muy común en el mundo extrae el oro del suelo hasta las hojas

Durante más de cinco mil años, la fórmula original del azul egipcio —considerado el primer pigmento sintético conocido— fue vista como un saber perdido de la antigüedad. Utilizado por civilizaciones como el Antiguo Egipto y la Roma imperial, este pigmento no se limitaba a un único tono, sino que incluía una gama que iba desde azules profundos hasta verdes apagados. En la actualidad, una colaboración entre la Washington State University (WSU) y el Instituto de Conservación del Smithsonian ha logrado redescubrir este compuesto ancestral, generando nuevas posibilidades en el campo científico.
La investigación, publicada en la revista npj Heritage Science, no solo reconstruyó una receta olvidada, sino que también generó doce variantes del pigmento. Estas muestras replican fielmente los matices del color azul del antiguo Egipto, una proeza que podría transformar tanto la conservación patrimonial como aplicaciones de alta tecnología.

Los científicos descubrieron la forma de reproducir el pigmento azul en un antiguo halcón de madera egipcio. Foto: Museo Carnegie de Historia Natural.
El azul egipcio perdido por milenios
El azul egipcio fue un componente esencial en murales, estatuillas y artefactos de la época faraónica. Este pigmento, también conocido como cuprorivaíta en su forma mineral natural, fue desarrollado durante la Cuarta Dinastía (2613–2494 a.C.). A diferencia de otros pigmentos históricos, su creación requería un conocimiento avanzado de materiales como silicato de calcio y cobre.

Antiguos artefactos que contienen el original azul egipcio. Crédito: npj Heritage Science
Aunque los romanos adoptaron su uso como alternativa al costoso lapislázuli, la receta exacta desapareció con el tiempo, probablemente durante el Renacimiento. Esta pérdida afectó tanto a los investigadores como a los restauradores, ya que el pigmento sintético más antiguo posee propiedades ópticas singulares: emite luz infrarroja invisible al ojo humano, característica que no solo lo distingue, sino que lo hace útil para identificar falsificaciones y recuperar huellas dactilares.
¿Cómo recrearon el pigmento más antiguo del mundo?
El equipo de WSU, liderado por el ingeniero en materiales John McCloy, trabajó en conjunto con mineralogistas y egiptólogos para crear mezclas con calcio, cobre, dióxido de silicio y carbonato de sodio. Estas combinaciones fueron calentadas entre 1 y 11 horas a temperaturas que alcanzaron los 1.000 °C, condiciones factibles en hornos antiguos.

El azul egipcio presenta diversas tonalidades. Foto: Nature
Los científicos recrearon doce versiones distintas del pigmento azul egipcio, cada una con resultados variables según el tiempo y la velocidad de enfriamiento. Un enfriamiento más lento dio lugar a tonos azules profundos, mientras que el rápido produjo matices grises y verdosos. Para validar la autenticidad, compararon las muestras con artefactos reales, entre ellos una pieza de cartonnage egipcio. Mediante técnicas como difracción de rayos X y microanálisis por haz de electrones, confirmaron que la cuprorivaíta sigue siendo el componente esencial del color, incluso si está envuelto en otros materiales.
¿Qué usos se le puede dar al azul egipcio?
El renacimiento del pigmento azul egipcio abre puertas a aplicaciones modernas. Este colorante antiguo tiene la capacidad de emitir luz infrarroja, lo que lo convierte en un material atractivo para la ciencia de materiales.
Entre sus aplicaciones actuales se destacan:
- Tecnología anticopia y de seguridad, gracias a sus emisiones infrarrojas.
- Restauración de artefactos antiguos, permitiendo reproducir con exactitud el color original en piezas arqueológicas.
- Uso en electrónica avanzada, como en superconductores de alta temperatura.
Además, su estabilidad química y durabilidad lo posicionan como una herramienta clave en la conservación patrimonial y el desarrollo de nuevos materiales inteligentes. Este hallazgo demuestra que los colorantes antiguos aún pueden ofrecer soluciones innovadoras en pleno siglo XXI.