¿Qué pasó con los sicarios que asesinaron a la familia San Román en San Miguel por S/10.000? Solo dejaron un sobreviviente
El asesinato de seis miembros de la familia San Román en San Miguel, a manos de sicarios por un pago de S/10.000, frente al centro comercial Plaza San Miguel en 2023 impactó al Perú por la brutalidad del suceso. Conoce los detalles del crimen y el destino de los implicados.

El 6 de febrero de 2023, un crimen sorprendió a los vecinos de San Miguel y luego impactaría a todo el Perú. Cuando la familia San Román, a bordo de un vehículo blanco, se detuvo por unos minutos en el semáforo del cruce de las avenidas La Marina con Riva Agüero, sicarios acabaron con la vida de seis de sus miembros de 57 disparos. El violento ataque dejó solo a un sobreviviente, Israel Elías San Román, el hijo mayor de quien era conocido como alias ‘La Tota’. El asesinato, que se llevó las vidas de Israel San Román Doroteo, su esposa Estrellita Tapia Guerrero, sus padres Elías San Román Padilla y Luisa Doroteo Cervantes, y dos niños de 12 y 14 años, fue perpetrado por un grupo de sicarios contratados por un pago de S/10.000.
Tras la masacre, la Policía Nacional de Perú logró capturar a varios de los responsables del asesinato y la investigación apuntó a un ajuste de cuentas entre bandas rivales que operaban en el Puerto del Callao.

Asesinos seguían a la familia San Román desde que salieron de su domicilio. Foto: John Reyes/La República
Sicarios asesinaron a la familia San Román por S/10.000
Los sicarios, quienes no solo tenían identificados a sus víctimas, sino que también conocían los horarios y las rutas que estas solían tomar, siguieron el vehículo de Israel San Román, con un auto Toyota Yaris gris oscuro de placa C8G-019, desde que salió de su domicilio hasta el cruce de las avenidas La Marina con Riva Agüero, al lado del centro comercial Plaza San Miguel, donde aprovecharon el semáforo en rojo para correr hasta el carro donde se encontraba la familia de ‘La Tota’ y disparar a quemarropa a todos los que se encontraran dentro, sin importar la presencia de menores de 12, 14 y 17 años.
El móvil del crimen, según las investigaciones de la División de Investigación de Homicidios, de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri), fue un ajuste de cuentas. La familia San Román, que se dirigía a la Costa Verde para disfrutar de un día de playa, tenía antecedentes criminales, y Israel San Román Doroteo, conocido como ‘La Tota’, estaba vinculado al mundo del crimen organizado. Los sicarios, según José Carlos Solari Pozú de 23 años, el chofer involucrado en el crimen, fueron contratados por un pago de S/10.000. Sin embargo, durante el trabajo, se quejaron de lo poco que les ofrecieron, alegando que el dinero por matar a personas “pesadas” era muy poco.
¿Qué pasó con los sicarios de la familia San Román?
Tras la ejecución de la masacre, la Policía Nacional de Perú inició una intensa persecución para capturar a los responsables. Las cámaras de seguridad de la zona y los testimonios de José Carlos Solari, alias ‘Charly’, fueron claves para identificar a los sicarios. En ese sentido, las autoridades capturaron a José Henry Preciado Alegría, alias ‘Josecito’ (24 años); Fabricio Michael Vera Díaz, alias ‘Bicho’ (27 años); Miguel Ángel Estrada Tufiño, alis‘Miguelón’ (47 años); Carlos Gabriel Tello Iturrino, alias ‘El Gringo’ (32 años); y Víctor Javier Viera Reyes, alias ‘Loco Javier’ (26 años).
En febrero del 2023, el Poder Judicial les dictó prisión preventiva por nueve meses al penal de Ancón I, mientras se completaba la investigación, aunque José Preciado Alegría y Fabricio Vera Díaz, quienes intentaron escapar en un bus interprovincial hacia Bolivia, fueron trasladados a la prisión de máxima seguridad de Challapalca, en Juliaca. Este 2025, el Poder Judicial dictó cadena perpetua contra cinco de los implicados en el crimen, tras una larga investigación a cargo del Segundo Despacho de la Primera Fiscalía Penal Corporativa de Magdalena del Mar, San Miguel y Pueblo Libre, que consiguió penas para nueve personas, entre coautores y ejecutores del hecho.
David F. Duran L., Kevin Daniel Espejo Cuya, Miguel Ángel Estrada Tufiño, Carlos Gabriel Tello Iturrino y Víctor Javier Viera Reyes recibieron cadena perpetua por el delito de sicariato, tras considerarse su participación directa en la planificación y ejecución del asesinato de Elías San Román Doroteo y cuatro miembros de su familia.
Por otra parte, Brando Raúl Velarde Alegría, cuya labor era seguir a las víctimas desde una motocicleta; José Carlos Solari Pozu, conductor del vehículo de los sicarios, y los autores de los disparos, José Henry Presiado Alegría y Fabricio Michell Vera Díaz, recibieron penas que van desde los 28 hasta los 35 años. Asimismo, la sentencia estableció una inhabilitación por 10 años para ejercer cargos públicos para todos los condenados y el pago de S/ 8000 de reparación civil para los herederos de las víctimas.
Última actualización del caso
Este 17 de mayo de 2025, el Poder Judicial del Perú dictó sentencia en el caso del asesinato de la familia San Román, tras 2 años de investigaciones. Se impuso la pena de cadena perpetua a seis de los implicados, quienes fueron hallados culpables del delito de sicariato. Además, se dictaron penas de prisión que oscilan entre 28 y 35 años para otros participantes en el crimen. Cada sentenciado deberá pagar una reparación civil de S/ 8,000 a favor de los herederos de las víctimas y se les inhabilitó por 10 años para ejercer cargos públicos.
Los sentenciados a cadena perpetua son:
- David F. Duran L.
- Kevin Daniel Espejo Cuya
- Miguel Ángel Estrada Tufiño
- Carlos Gabriel Tello Iturrino
- Víctor Javier Viera Reyes
Por otro lado, las siguientes personas recibieron penas de prisión efectiva:
- Brando Raúl Velarde Alegría – 35 años de prisión
- José Carlos Solari Pozu – 30 años de prisión
- José Henry Presiado Alegría – 28 años de prisión
- Fabricio Michell Vera Díaz – 33 años de prisión
¿Qué pasó con el único sobreviviente de la familia San Román?
Israel Elías San Román Tapia, el hijo mayor de ‘La Tota’, fue el único miembro de la familia que logró sobrevivir al ataque. Durante el crimen, el joven de 17 años fue protegido por su abuela, quien lo cubrió con su cuerpo mientras los sicarios disparaban a quemarropa. A pesar de la tragedia, Israel logró salir del vehículo y, con valentía, intentó salvar a sus hermanos, aunque lamentablemente no pudo evitar su trágica muerte.
“Lo único que puede hacer es sacar a mis hermanos, auxiliarlos, porque mi hermano me hablaba aún y justo ya en el momento que lo dejé en el suelo, me dijo que me cuide y me cerró sus ojitos... Y a mi hermanita que ya le encontré sin signos vitales, traté de luchar hasta el último para salvar su vida”, indicó para Panorama.
En dicha entrevista, relató cómo se hizo el muerto para salvar su vida, mientras escuchaba los gritos y disparos que acabaron con la vida de su madre, su padre, sus abuelos y sus hermanos pequeños. “Mientras disparaban decían: ‘Te moriste perro, solo no vas a estar. A ti y a toda tu familia’. Mientras mataban (a mi familia) decían: ‘qué rico’. Alguien me vio y dijo: ‘ahí está el hijo de La Tota”. Y ese es el que arrasa (mata) con todo. Mata a mi hermana, a mi abuela, a mi mamá, a todos. A mí no me cae ningún impacto por mi abuela”, sostuvo.
Tras el ataque, Israel Elías quedó marcado por la tragedia y ahora se enfrenta al dolor de haber perdido a toda su familia. El sobreviviente, sin embargo, no ha podido encontrar paz en el país. En su última declaración aseguró que su vida corre peligro debido a las amenazas constantes de los sicarios involucrados, y que teme por su seguridad.
Ruta de fuga
El chofer del automóvil explicó que tras cometer el delito llevó a sus acompañantes hasta la avenida Perú, en San Martín de Porres. Posteriormente, abandonó el vehículo en las cercanías de la plaza Guardia Chalaca, en el Callao, y se ocultó en su vivienda.
Según fuentes policiales citadas por La República, José Carlos Solari identificó a los presuntos sicarios como originarios del Callao, específicamente de los barrios San Judas Tadeo y Ventanilla. Sin embargo, sostuvo solo conocerlos sus apodos y no saber sus domicilios.